En temas judiciales siempre hubo y habrá fallos, pequeñas y grandes injusticias, sentencias erróneas (que casi siempre caen del lado del mas débil), pero que da alguna manera a veces dramática se pueden llegar a subsanar, apelaciones, indemnizaciones, etc.; pero lo que no tiene vuelta de hoja es el caso de una sentencia de pena de muerte, que luego se sabe que fue equivocada, eso no hay quien lo arregle, por tanto saquemos dicha condena de las Leyes Penales.
Cameron Todd Willingham, fue condenado a pena de muerte en Texas(donde si no)por inyección letal en el año 2.004, fue acusado de provocar un incendio en el que murieron sus tres hijas en 1.992; este mes se ha demostrado que la investigación policial fue un desastre, los testigos unos ineptos, el medico psiquiatra que emito el informe no lo entrevisto nunca, y el abogado defensor un mediocre, y por tanto fue condenado (como tantos otros).
Se imaginas lo que tuvo que pasar ese hombre habiendo perdido a sus hijas y acusado por todos de haberlo hecho, al margen de saber lo que le esperaba(que por desgracia se cumplió), y el odio y abandono por parte de todos, amigos, familiares, compañeros, etc.
Las conclusiones a las que acaban de llegar no le van a devolver la vida, por tanto de una vez por todas hay que abolir las penas de muerte en los juicios.
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