En estas recientes vacaciones en Londres, el culto por las tarjetas de felicitación, aniversarios varios, etc. me dejo pensativo. Mueven cientos de miles de libras, ocupan locales enormes y céntricos. Es un tipo de negocio que practica mente no existe en el resto de Europa, algo en Austria. Y los precios de los productos van en consonancia. Se lo tenían que mirar.
El fracaso del Reino Privativo de Mallorca
Hace 5 semanas

1 comentario:
Por lo menos se dicen las cosas, aunque necesiten sacrificar el mato grosso para hacerlo por tarjeta.
En otros muchos lugares el absentismo sentimental impide decir un "te quiero" o un "te odio" por miedo a que una lejana maldición indioasiatica acabe con los genitales de la varonía familiar.
Por cierto, os quiero The Lopez family!!
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